miércoles, 23 de julio de 2014

42. Antonio Torres Barranco




"El coraje es buscar la verdad y decirla"
(Jean Jaurès)



En Torrubia del Campo, a las doce y media de la noche del 13 de junio de 1899, llegaba al mundo un niño, hijo de Cecilio y Candelaria, al que pusieron de nombre Antonio.

40 años más tarde, en Rozalén del Monte, en un frío anochecer del 29 de marzo de 1939 en el que las esperanzas republicanas ya estaban muertas, Antonio Torres Barranco cargó su fusil, se encaminó al encuentro de Francisco Quintero García, dirigente de la CNT local, presidente del Comité, amigo y camarada, y le asestó un disparo que acabó con su vida, hiriendo también a su hija Felipa en un brazo.

Uno de los testigos, Daniel Martínez, cuenta que vió a Antonio Torres armado de fusil y pistola y que le ordenó se metiera en casa pocos minutos antes del asesinato. Después escuchó disparos y las palabras "Ya ha caído el pájaro" salir de los labios de Antonio.

Unas horas antes de estos hechos, Antonio Torres Barranco, por orden del Comandante Militar de Tarancón, fué nombrado Teniente-Alcalde y Delegado de Órden Público de la nueva corporación "nacional", con objeto de mantener el orden junto a los componentes del Ayuntamiento y juventudes de derechas. Debían incautar todas las armas y tomar el pueblo militarmente hasta que llegaran "las fuerzas de ocupación".

Se da la circunstancia de que Antonio Torres Barranco estaba afiliado a la CNT desde el año 1917, aunque en una posterior declaración indica que su afiliación fue en noviembre de 1936, cuando él la fundó en Rozalén del Monte y que lo hizo para contrarrestar al Comité. En un informe de Falange emitido después se hace constar que se afilió a la CNT como salvaguarda de derechas. Lo cierto es que Antonio actuó como secretario de la misma hasta su incorporación forzosa al Ejército republicano. Volvió del frente el 27 de marzo de 1939, dos días antes del asesinato de Francisco Quintero García.

Antonio que era el cartero del pueblo, también fué concejal agrario de algún partido conservador y católico de 1933 a 1936. El 13 de julio de 1936 el Gobernador de la provincia pide el cese de toda la corporación. Según se recoge en su declaración a la Fiscalía Jurídico Militar de la Primera Región, se afilió a Izquierda Republicana el 28 de agosto de 1936 por temor a sentirse perseguido. Con posterioridad a estos hechos fue nombrado Alcalde de la Corporación republicana de Rozalén del Monte, siendo una de las personas acusadas de ordenar la destrucción y quema de la iglesia. Sin embargo, una disposición del Ministerio de Agricultura, publicada en la Gaceta de fecha 14 de enero de 1938, le liberó del cargo al mismo tiempo que se le declaraba faccioso. Un acta del Comité Ejecutivo de enlace de fecha 6 de febrero de 1937 le definía como desafecto por parte de la UGT y la CNT.

Durante su etapa como cenetista, hay declaraciones como la de Cándida Prada, que le acusa de entregar a personas de derechas los bienes que la CNT administraba. Cándida aconsejada por él, entregó cien fanegas de trigo y ciento setenta de piensos que fueron a parar a alguien con bastantes más recursos que ella.

A partir de la entrada de los franquistas en Cuenca, desde la Alcaldía de Rozalén del Monte se prohíbe expresamente realizar declaraciones contra Antonio Torres Barranco, con el apercibimiento de ingresar en prisión en caso de hacerlas.  Cuando esto sucede. Antonio ya se encuentra afiliado a FET de las JONS y dispone de un número de carnet: 758796. Al constituirse la corporación franquista es nombrado Alcalde y Delegado de Información e Investigación y comienza su tarea en la nueva España vestido de impecable azul con una arañita roja. El hábito no hace al monje, pero él ya estaba dentro del entramado de  impunidad franquista y nada había que temer ...

Pero un día de diciembre de 1940, desde la Prisión del Monasterio de Uclés se recibe denuncia de uno de los reos, Pedro Quintero Cavadas, (Archivo Histórico de Defensa, fondo Madrid, sumario 19164, legajo  889) hijo de Francisco Quintero García, el hombre que había sido asesinado por Antonio Torres Barranco, quien a partir de ese momento comprueba que el silencio no es para siempre.

Se le abre un expediente sumarísimo de urgencia con fecha 24 de diciembre de 1940.  El 16 de enero de 1941 se obliga a comparecer a los vecinos para que atestigüen a favor o en contra de Antonio Torres. El propio denunciado declara el 10 de marzo de 1941 e insiste en que es de derechas y siempre lo fué, a pesar de su afilición a la CNT en 1917, y como muestra un botón: "Es miembro de Falange y Alcalde "Nacional".  El puesto de Alcalde le duró poco, ya que cinco días después dimitió o le obligaron a dimitir del cargo. A pesar de ello, en el informe que emite el Alcalde de Rozalén el 27 de mayo de 1942 para la Causa General, se cita su nombre como integrante de la corporación municipal antes del "glorioso alzamiento" pero no se le relaciona con delito alguno.

Nunca estuvo en la cárcel,  ni pagó por el crimen cometido. Con fecha 18 de agosto de 1943 la Fiscalía pide la absolución. El abogado defensor que le otorgaron, Capitán Antonio García Ortega, se quedó en un simple nombramiento, pues jamás llegó a celebrarse el Consejo de Guerra y el 13 de septiembre de 1943 se decreta la absolución.

En la Causa General, concretamente en el sumario 19.079 contra Leandro Mena López, Secretario del Ayuntamiento, fundador de la UGT en el municipio e integrante del Comité junto al asesinado Francisco Quintero García, se encuentra una declaración de Antonio Torres Barranco corroborando una denuncia previa en la que se acusa al denunciado de varios asesinatos en el pueblo.

Antonio Torres Barranco era el hermano de mi abuelo Arturo. Cuatro años menor que él,  se había traslado a Rozalén del Monte desde su casamiento con una mujer de ese municipio. No tenían mucha relación en aquella época. Más adelante, cuando envejecieron, se visitaban en alguna ocasión. Yo no sé si llegué a conocerle. Lo cierto es que la impunidad le acompañó hasta su muerte.

Continuó siendo cartero hasta su jubilación y se dedicó a la cría de cerdos para su posterior despiece y venta.

Hay que buscar la verdad, y contarla.


María Torres
Nieta de un republicano español







4 comentarios:

Ysupais dijo...

Cada día que me paso por tu bloc lo encuentro - más blog -has hecho una buena creación de la memoria de la España.
Tu no lo sabes, claro, pero mi suegra nació en Torrubia y se crió en Tarancón creo recordar por lo que contaba,los Añoveres y pienso que por su manera de pensar eran de los "malos" bueno yo me divorcié hace ya más de 20 años de su hijo.

Un abrazo Maria.

María Torres dijo...

Gracias Alicia.
Intento, siempre, buscar la verdad y contarla.
Lo de tu suegra ha sido una sorpresa. Me tienes que contar ...
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Querida María, cada día que pasa te admiro más. Hay que tener valor y sobre todo las ideas muy claras para escribir este relato sobre un ser despreciable sabiendo que era tio tuyo.
Este trabajo que honra si es posible mque lo seas mas.

Recibe un gran beso como mi muestra de solidaridad y cariño.

Estoy muy orgulloso de ser tu amigo.

María Torres dijo...

Querido socio,

La frase de Jean Jaurès que encabeza el texto lo dice todo. Buscar la verdad y contarla es mi único objetivo. No hay juicios de valor en este text9o. Todos los datos, figuran en documentos de la Causa General y en el Sumario franquista. Me he limitado a recomponer y relatar los hechos. Esto no es valentía.

Si he contado la ver5dad sobre mi abuelo, considero que también debía hacerlo sobre Antonio. Desconozco los motivos por los que obró de forma tan canalla. Posiblemente mato a ese hombre para que no hablara y le descubriera, pero no he querido entrar en ello. En circunstancias tan terribles como una Guerra el hombre que no es digno sobrepasa los límites insospechables de la maldad.

Yo si que estoy orgullosa de ti, y de quererte.

Te abrazo Meu.